jueves, 23 de octubre de 2014

         

                                 Los Califatos



 Cuando Mahoma murió no dejó ninguna regla para el futuro gobierno de la comunidad musulmana. Fue entonces elegido su Abu-Bekr con el título de califa (sucesor del Mensajero de Dios). Después, todos los sucesivos gobernantes fueron llamados califas suegro.

La conformación de los califatos

Mahoma no dejó herederos varones que le sucedieran en el poder, situación que generó una crisis política que solo pudo ser resuelta con la elección de Abu-Bekr, suegro del profeta y encargado de dirigir la oración como primer califa (título de los príncipes sarracenos sucesores de Mahoma). Antes de morir, Abu Bekr designó a Omar ibn al-Jattab, quien fue asesinado diez años más tarde. Le sucedió Otmán ibn Affan de la familia omeya, que ocupó el poder hasta el año 656, cuando también murió asesinado. Finalmente, Alí ibn Abu Talib, yerno de Mahoma, asumió el califato. Con los primeros cuatro califas, denominados legítimos u ortodoxos, la religión islámica inició su expansión y, como ya dijimos, las regiones de Siria, Persia y Egipto fueron las primeras en ser conquistadas.




Califato Omeya

Se extendió entre los años 661 y 750. Durante este califato se trasladó la capital islámica desde Medina a Damasco, creándose una realeza árabe. Se introdujo el principio de que cada califa, antes de fallecer, debí Califato Abasida.

Cuando asumió este califato, la capital del imperio musulmán se trasladó a Irak, específicamente a Bagdad. Los abasidas, que eran descendientes de Abas, tío de Mahoma, se convirtieron en los restauradores de la tradición musulmana, que supuestamente había sido traicionada por los omeyas. La época de mayor desarrollo de esta dinastía correspondió al período de Harún al Rashid, cuando Bagdad se convirtió en el centro de una intensa actividad cultural que influyó en el desarrollo de la civilización cortesana y urbana del Islam. Asimismo, fue una época de gran prosperidad intelectual y comercial.a nombrar a su hijo como heredero.

Califato Omeya de al-Andalus


Así se conoce la zona de ocupación musulmana en la Península Ibérica, que abarcó desde el siglo VIII hasta finales del XV y llegó a comprender gran parte del actual territorio español. Entre los años 756 al 929 se sucedieron ocho emires, hasta que Abderrahman III decidió fundar un califato y declararse Emir al-Muminin (príncipe de los creyentes), lo cual le otorgaba, además del poder terrenal, el poder espiritual sobre la umma o comunidad de los creyentes. Este califa y su sucesor al-Hakam II, supieron favorecer la integración cultural entre bereberes, árabes, hispanos y judíos.

Más tarde, la división se hizo presente en al-Andalus, pues todas las grandes familias árabes, bereberes y muladíes quisieron tomar el poder; surgieron entonces en distintos lugares los taifas, que se erigieron como dueños de los principales reinos musulmanes.


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